jueves, 9 de febrero de 2017

Haberlo conseguido todo en España, ser un treintañero, tropezar y no morir en el acto

Lo ocurrido con Iker Casillas es algo que se repite con muchos deportistas españoles y no hace más que definirnos como nación. Lo llamaban “el Santo”, nos dio un Mundial y muchas otras tantas alegrías en forma de paradas. Durante largo tiempo defendió los colores de nuestro país y se convirtió, sin quererlo, en uno de los deportistas más respetados de España.  Una referencia para muchos dentro y fuera del fútbol. Era nuestro icono, alguien de quien podías estar orgulloso en el extranjero, nuestro representante, y aparte, el mejor portero del mundo. Nadie se esperaba lo que iba a pasar después, o quizá sí, porque somos así y deberíamos haberlo imaginado.



Mientras en Italia, Francia, Inglaterra u otros países los grandes mitos de su deporte son cuidados, valorados y tenidos en cuenta, aquí en España los convertimos en bufones de la corte en cuanto bajan su rendimiento. Un solo tropiezo basta para que comience el linchamiento mediático. La edad se convierte en un arma de doble filo. Si fallas una vez con 22 años, se te deja pasar, tienes un próspero futuro por delante y la inexperiencia te ha jugado una mala pasada. Tranquilo, no pasa nada. Si fallas con 33 o si simplemente tienes una mala racha, estás quemado, ya no vales para esto, eres viejo, eres malo, eres un paquete, debes buscarte la vida en otro país, debes buscar un lugar en el que te valoren porque nosotros, lo siento, no vamos a hacerlo. No hay lugar para la veteranía.  Y no te salvas, ya puedes ser Dios o ser un Santo, que si estás al borde del abismo te vamos a dar el último empujón. No
David Cal, deportista español más laureado en la historia de los JJOO
vamos a creer en ti, sencillamente porque pasas de la treintena. No nos importas, ya no. Aunque la ciencia diga que aún eres apto para ser quien eres. Y es que nos podríamos definir como el país del oportunismo, nos viene al pelo esa etiqueta.

 Aun así, algunos dirán que esto no es cierto, que somos latinos, viscerales, pasionales... Otros echarán la culpa al propio deportista por no “saber retirarse” ¿No esperarás que valoren lo que haces a pesar de la edad verdad? Yo digo, en cambio, que somos chaqueteros, incongruentes, injustos, desagradecidos, ignorantes…. Y lo peor es que ignoramos a consciencia. Sabemos lo duro que hay que trabajar para llegar lejos, o al menos lo intuimos, pero es algo que pasaremos por alto si caes unos metros hacia abajo por la ladera de esa cumbre que tanto esfuerzo te ha costado alcanzar. No te ayudaremos a subir de nuevo, es más, haremos lo posible porque caigas unos metros más. Somos resultadistas y actuamos en base a eso, solo a eso, al aquí y ahora, no hay más, no nos importa nada más ¿El trabajo duro? ¿Los valores que has transmitido durante años y sigues transmitiendo? Lo sentimos, no serán tenidos en cuenta. O eres el Santo o eres Satanás, o blanco o negro, no hay un punto intermedio. No se te ocurra tropezar en este país porque si lo haces olvidaremos todo lo que has sido, todo lo que has hecho y te convertirás en una caricatura de quien fuiste, un mero "sparring" de unas gentes sedientas de ver como el que un día estuvo en la cumbre fracasa, cae y es un perdedor como nosotros.

Dicho esto no hay más conclusión que pensar que es lo que somos, un país de fracasados, de frustrados que no dejamos la oportunidad de desahogarnos con quien se hunde como nosotros. Nunca está de más sentirse identificado. Un país en el que hacemos nuestras las alegrías de otros y no estamos en las desgracias de quienes fueron artífices de esos momentos. Y no solo eso. No es que no  vayamos a levantar al que se cae, aparte lo vamos a pisotear, trataremos de hundirlo y disfrutaremos con ello. Eso sí, que no se preocupe, aún hay esperanza, si a pesar de todo es capaz de sobreponerse, levantarse magullado, mirar arriba y retomar el rumbo, estaremos con él. Estaremos a muerte, porque ¡COÑO! Somos pasionales, somos viscerales y sus victorias son nuestras victorias.

Este artículo va dirigido y dedicado a los deportistas que nos hemos cargado gracias a nuestra pasión. Rafa Muñoz, mejor marca mundial en los 50 metros mariposa o David Cal, piragüista y medallista español más laureado en unas Olimpiadas. Son solo ejemplos.  A aquellos que han sufrido del visceralismo español pero siguen ahí como Iker Casillas, Fernando Alonso o Rafa Nadal quien hace unas semanas en Australia alcanzó de nuevo la cumbre y volvió a convertirse en el Rafa de todos los españoles. Y por supuesto a todos los que practican deporte al nivel que sea y hayan tropezado, no sois viejos, eso es lo que os han hecho pensar, no creáis eso, ni lo pongáis como excusa. Si alguien dejó de creer en vosotros, seguid remando, seguid trabajando. El tiempo pone a cada uno en su lugar y vosotros, por suerte, aún tenéis tiempo. ¡Guerreros treintañeros! 

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